Tuesday 22 January 2008

Boubacar Bá


"Me despierto, voy al baño, me miro al espejo y estoy realmente moreno, sobretodo la frente, continuo mirándome, ciertamente estoy morenisimo, he estado demasiado tiempo andando por las calles de Kolda, tanto que la gente no se va a dar cuenta de que soy blanco, nadie va a ver la diferencia entre mi y el resto. Incluso me parece que se me han inflado los labios un poco ¡soy negro!..."
Este fue el sueño que tuve el otro dia, estaba contentísimo, pero me desperté y mi piel era tan pálida como distinta a los habitantes de este país.Últimamente tengo sueños muy raros, hoy he soñado con una caballo del tamaño de un ratón...
Llevo tres dias visitando aldeas de esta región, ha sido como meterse en una máquina del tiempo y volver a los orígenes del hombre. Aparte de las ropas de sus habitantes en estos lugares no hay ni un solo signo de modernidad. Las casas son chozas de barro con techos de paja; los baños son un pequeño recinto al aire libre cuya valla está ligeramente más arriba que nuestra cintura, no hay ningun pudor por el desnudo; desde luego no hay electricidad, cuando llega la noche no hay mas que luz que la que da la luna; la gente come con las manos (¡incluido yo!); muchas de las madres son adolescentes, de hecho la situación de la mujer ahí es alucinante, no hacen más que trabajar desde muy pronto por la mañana hasta acostarse, aún así conservan una elegancia y una altivez sorprendente.
Todo lo que os contaba en el útimo mail de mi relación con la gente de aquí en estos lugares se multiplica por mil. Sólo el hecho de ver un coche en estos sitios alejados es motivo de sorpresa, así que en cuanto llegamos mucha gente se acerca, especialmente niños, entonces algunos de ellos gritan "¡Tubaku!" que significa en pulaar "hombre blanco". Todos me intentan dar la mano, me miran con muchísima curiosidad, muchos de ellos nunca han visto una persona blanca; algunos niños pequeños asustados empiezan a llorar y a correr en dirección contraria. Al parecer, me decían luego, los niños decían refiriendose a mi "creo que es el blanco que sale en la tele, el de las gafas" para ellos todos nos parecemos mucho. Todo esto es un poco incómodo, pues encima de venir de la tierra que ha destrozado el mundo te tratan como si fueses un Dios... Más tarde llegamos al "centro del pueblo" donde nos recibe el jefe del pueblo, el brujo y el consejo de sabios, nos sentamos con ellos, todo el pueblo está alrededor mirando con curiosidad. Alguna mujer me da su bebé para que lo sujete un rato. Todo se alarga muchísimo, todo es un ritual que necesita tiempo, mucho tiempo...

Por otro lado, ya tengo nombre y apellido pulaar, me llamo Boubacar Bá. Aquí les resulta muy difícil recordar nuestros nombres así que a la gente de fuera que se queda por un tiempo le dan un nombre nuevo. A mi el mio me lo puso Cadee Cande (me insistió mucho para que le dijese a todo el mundo que me lo había puesto ella). Bueno, Boubacar Bá es un nombre bastante común. Aqui los apellidos tienen una significación especial. Yo, como Bá, soy primo de cualquier persona que se apellide Balde, Djallo o Cande. Solamente éstos me pueden tomar el pelo, especialmente con ciertos aspectos como la posición o la comida (por ejemplo los Cande dicen que a los Bá sólo nos interesa llenarnos la tripa y viveversa). Este tipo de bromas simplemente no se hacen en caso de que no exista la conexión de apellidos, sería de mala educación. Los africanos están todo el rato riendo, sin embargo su sentido del humor nunca contiene ninguna maldad, tan solo un poquitín muy inocente en estos casos.
Por cierto el chico del último mail no tenía mal mi teléfono, lo apuntó bien el cabrito, me llamó pero creo que mi respuesta no le convenció, ya no me llama más.

Sunday 13 January 2008

Kolda y sus peligros


Mi mundo se tambalea.
Antes de llegar aquí las guías, los médicos y mis conocidos, me han advertido tanto sobre los peligros de África que los primeros días, como buen occidental, una paranoia constante se ha apoderado de mí. Cada mosquito, cada bocado de cualquier alimento, cada trago, cada animal, cada herida en otras personas, cada mínimo síntoma en mi cuerpo, todo ello es posible fuente de enfermedades para el recién llegado. Aquí la gente no parece darse cuenta de ello. Afortunadamente me estoy acostumbrando y aunque los peligros realmente existen, uno, poco a poco, se da cuenta de que la decisión ya está tomada, ya estoy aquí y aquí voy a seguir unos meses y bueno, además, antes de venir me puse 40000000 vacunas así que la cosa debería ir bien.
La ciudad donde estoy se llama Kolda y esta al sur de Senegal, no tiene ningún interés turístico por lo tanto no suelo ver mas de dos personas blancas al día (si llega). Esto provoca que todas las personas con las que me cruzo me miren con curiosidad, me sonrían. Muchos también me saludan, aquí el saludo es todo un rito:
-¿Qué tal?
-bien ¿y usted?
-¿Qué tal la familia?
-Muy bien gracias ¿y la suya?
-bien bien ¿gracias, qué tal?
-Bien, bien, de verdad
-¿Esta usted bien?
-si si, muy bien
-sea usted bienvenido.
-Muchas gracias
-Hasta pronto
Todo esto acompañado de varios apretones de mano y sumo respeto. Algunos otros me dicen que quieren presentarme a sus familias y alguna vez he accedido, el problema es que muchas de estas relaciones contienen un interés a largo plazo, normalmente quieren recibir una invitación que dé la posibilidad de emigrar a Europa, "la tierra del ensueño".
El referente español más cercano que se me ocurre para explicar a qué se parece esta ciudad es un poblado de chabolas. La mayoría de las casas son construcciones de cemento con un aspecto muy pobre, sin puertas y todo está viejo. Las calles: suelos de arena, suciedad, burros, vacas, corderos, gallinas, perros y mucha gente vestida de mil colores, a mí me parece muy bonito. De noche apenas hay farolas, cuando se camina por la calle hay momentos de total oscuridad. Hay una atmósfera de apariencia realmente peligrosa, pero bueno, después de haber preguntado a distintas personas parece ser que no hay peligro. Aun así reconozco que yo voy por la calle con un poquillo de miedo pero menos que las primeras noches…
Ahora mismo son las 16.45, hace un calor tremendo (a pesar de que es el periodo más fresco del año), os voy a contar lo que me ha pasado hace apenas una hora:
Iba por la calle y un tipo joven me llama, nos presentamos, me pide mi teléfono, se lo doy y empezamos a charlar mientras caminamos. Me pregunta que si le invito a mi casa (bueno, no es una casa, es una habitación en una casa de huéspedes), le contesto que ahora no, que tengo cosas que hacer. Entonces me dice que quiere ser mi amigo y que algún día le gustaría conocer España, no para ir a vivir sino “para conocer mundo”. Y por aquí la conversación ha empezado a tomar tintes surrealistas, me pregunta:
-dígame, ¿alguna vez ha estado usted delante de un hombre negro desnudo?
-…
-quiero decir, ¿alguna vez ha tenido la oportunidad de ver el sexo de un hombre negro?
-bueno, no es algo que me interese especialmente.
-Y dígame Mario-por entonces el tipo ya sabía mi nombre y apellido- ¿a usted le gustaría que yo fuese a su casa e hiciésemos el amor?
-no no, de verdad
-¿por qué no?
-Bueno, no me gustan los hombres.
-No sea usted así de duro hombre Mario, yo creo que sí le gustaría.
-No, de verdad, no me gustaría nada, me gustan las mujeres.
-Bueno, y dígame, si yo le pidiese que me enseñase su sexo ¿usted accedería?
-No, desde luego que no. (Mi cara a estas alturas debía tener bastante gracia)
-Venga hombre Mario, yo no estoy acostumbrado a ver sexos de hombres blancos, me haría mucha ilusión.
-Bueno, lo siento mucho, eso no puede ser-mi boca por entonces se trababa sin parar.
-¿tiene usted una televisión?
-no
-es que me gustaría enseñarle un video que hemos hecho una gente y yo. ¿Le gusta a usted el porno?
-Bueno, no mucho.
-Venga Mario, yo soy un hombre como usted, a todos los hombres nos gusta el porno.
-Bueno, el porno para mi es demasiado explícito, prefiero la realidad.
(Pausa)
-Verá Mario, yo tengo una amiga muy guapa, tiene un culo y un cuerpo muy bonitos, ¿a usted le gustaría divertirse con ella?
-no, no, muchas gracias.
-Seguro que no, es como una modelo, es realmente guapa.
-No, de verdad, muchas gracias.
-bueno, dígame,¿Cuántos centímetros mide su sexo?
Entonces me río, empiezo a caminar en otra dirección y le digo que me voy, que la conversación se ha acabado, antes de irme me dice que me llamará.
Afortunadamente cuando el tío anotó mi número, al principio, cuando yo aún no conocía sus intenciones lo anotó mal, en vez de 89 puso 98. buffffffff.